"He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: Solo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos." (Antoine de Saint Exupéry, El Principito).

domingo, 11 de diciembre de 2011


Había una familia muy humilde cuyo padre era ciego. A pesar de su ceguera le gustaban muchísimo las manualidades y diseñaba bellos objetos en madera, en piedra y en hierro.

Se acercaba la navidad y este artesano ciego pensaba en un objeto original que pudiera regalarle a su hijo de seis años, se le ocurrió que podía hacerle un caleidoscopio. Lo construyo con trozos de vidrio, espejos, metales y piedras que previamente había triturado. El resultado fue el más hermoso caleidoscopio que cualquier niño pudiera soñar.

Cuando el hijo recibió el regalo le gustó tanto que lo llevo consigo a la escuela para presumir de él delante de todos sus compañeros. Uno de los alumnos del centro algunos años mayor que él le preguntó donde había comprado ese hermoso objeto a lo que el niño le contesto que lo había construido su padre.
¿Tu padre? Preguntó extrañado el chico mayor, si tu padre es ciego…

El niño de seis años se quedo mirando a su compañero y al cabo de una pausa de segundos, sonrió y le contestó: “Sí” mi padre está ciego, pero de los ojos… solamente de los ojos...

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