"He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: Solo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos." (Antoine de Saint Exupéry, El Principito).

viernes, 20 de enero de 2012


LA IMPORTANCIA DEL PAPEL DEL PROFESOR.

Por tratarse del último trabajo del curso me parece importante hacer  una breve reflexión sobre como deberemos afrontar nuestro futuro como maestros (esta signatura nos ha hecho replantearnos esta idea a muchos de nosotros).

Es fundamental reflexionar sobre la importancia de nuestro papel como futuros maestros y la situación de la educación española en la actualidad.

El sistema educativo (al menos en el caso de España) está desfasado y es anacrónico (no ha cambiado nada en los últimos cincuenta años) pues no se adapta al cambio de los tiempos y a la sociedad, sino que se quedo “estancado”.

Muchos profesores enseñan ahora igual que enseñaban a nuestros abuelos, esto provoca que muchos niños estén aburridos en el aula y les lleve al fracaso, mientras que con las cosas que les interesan pueden pasar horas y horas, por tanto, debemos cambiar esta forma de educar tratando de motivarles más y de despertar sus ganas de aprender (haciendo de la escuela un sitio divertido). (Hay que tener siempre presente que el sistema educativo se creó en el pasado, en una época distinta para responder a retos diferentes de los actuales, por tanto debe evolucionar).
 
No debemos confundirnos, pues no se trata de aumentar los estándares educacionales, sino que debemos reconsiderarlos y cambiarlos para adaptarlos a las nuevas necesidades, para que sean realmente efectivos (los conocimientos de matemáticas importan pero también es fundamental la educación artística, la educación física, etc.)
 
Nunca me había planteado la idea de que muchos alumnos terminan su educación (o fracasan en el intento) y llegan al mundo adulto sin conocer sus talentos o capacidades especiales, creyendo por tanto que carecen de actitudes o habilidades en las que destaquen, sin ser así.
Todo el mundo sobresale en algún determinado campo, por tanto, como profesores es nuestro deber ayudar a nuestros alumnos a encontrar el terreno en el que destacan y potenciarlo.

Debemos conocer a  cada alumno de manera individual para saber como acercarnos a ellos, ver lo que les interesa y así utilizar la metodología más adecuada (esto es muy importante pues creo que es cierto que muchos niños se aburren en clase y esto les puede provocar fracaso escolar).

Es precisamente en todos estos aspectos donde hacen especial hincapié  metodologías famosas como son la metodología Waldorf, la escuela Summerhill, etc. pues centran sus clases en desarrollar todas las facetas del niño, dando la misma importancia a las matemáticas que a la educación artística, con lo que se consigue educar a los alumnos de una forma más completa y se les proporcionan las herramientas para que ellos mismos decidan que es lo que les apasiona y a la vez descubran lo que se les da bien.

Somos consciente de que los profesores tenemos que ser herramientas del S. XXI, no tenemos que ser perfectos, podemos cometer fallos porque somos humanos, pero lo más importante es que aparte de preparar a nuestros alumnos para pasar sus exámenes, debemos prepararlos para un futuro desconocido, en el que es fundamental que trabajen con sus pasiones (al ayudarles a trabajar con sus pasiones se reduce el fracaso escolar).

Los cambios sociales y la diversidad de alumnado que actualmente acude a las aulas de Infantil y Primaria han influido en los planteamientos de la educación y, muy especialmente en la docencia. Maestros y profesores necesitan una formación más amplia y aprender habilidades que van más allá de la transmimión de conocimientos para poder llegar a toda la población que acude a sus aulas. Pero los cambios sociales han tocado de lleno los planteamientos en educación y, muy especialmente, a la formación de los profesionales de la educación.

Vivimos momentos de cambios vertiginosos promovidos por el avance incesante de las nuevas tecnologías, por las telecomunicaciones, por las demandas sociales y laborales, por los avances científicos, etc. Que reclaman una mejor y mayor formación del docente para ejercer la profesión y responder a los retos que planta la sociedad actual.

El trabajo diario del profesor en el aula se debe ajustar a la realidad que conforma la sociedad actual. Ya no tiene sentido impartir clases magistrales a cuarenta alumnos “hipotéticamente homogéneos” sentados en hileras en dogmáticas y silenciosas clases presenciales. La realidad de la España del siglo XXI es otra bien distinta.

La sociedad española del siglo XXI es una sociedad multiétnica, multirracial, plurilingüística, multicultural, que exige de la escuela que socialice, escolarice, inspire y eduque a todos y cada uno de los educandos que recibe en sus aulas, independientemente de las circunstancias en las que lleguen al mundo educativo y de la cultura de origen que provengan.

La figura del maestro ha cambiado. El maestro ya no es el ilustrado al que admiraba el pueblo hace no más de cincuenta años, ni su trabajo se debe limitar a utilizar únicamente la estrategia didáctica de la lección magistral. Ahora se le pide que dé las clases de forma interactiva, que enseñe a través de proyectos, que sepa resolver conflictos, que utilice las nuevas tecnologías en el aula, que eduque en valores, que respete y conozca las diferencias de culturas e individualidades de sus alumnos, que enseñe a los niños a aprender por sí solos, que ponga en marcha técnicas de aprendizaje cooperativo, etc. Además de todo esto, también se reclama al profesor que esté más y mejor preparado para afrontar cuestiones diferentes a las de “dar clase”, por ejemplo, tareas de gestión, de organización, de atención a la diversidad, de atención a la multiculturalidad. En definitiva una tarea para la que estos profesionales necesitan una formación inicial muy distinta a la que se les ha dado hasta ahora.

Los cambios sociales de las últimas dos décadas han revolucionado la sociedad del conocimiento y, con ello, los planteamientos en los que estaba basada la educación.

Como conclusión y basándome en todos los motivos aportados creo que hay que transformar la escuela de arriba abajo, la educación necesita una revolución, es necesario un cambio total que deje atrás lo tradicional y aburrido y busque motivar, logrando el desarrollo de los niños del siglo XXI, que no se parecen en nada a los estudiantes del siglo anterior, por tanto no debemos educarles de la misma forma. Necesitamos un sistema educativo que mediante el aprendizaje social, fomente la educación personalizada y el desarrollo de cada individuo, que estimule la creatividad, la pasión, la energía, el talento, porque nuestro futuro está lleno de nuevos retos que requerirán nuevas soluciones, y estas dependerán de cuan creativas, vital y variada sea la gente. Y también feliz, y para ser feliz necesitamos realizarnos y desarrollarnos, descubrir y cultivar aquello que nos motiva y nos hace sentirnos bien.


1 comentario:

  1. Una extraordinaria reflexión. Pero recuerda que, cuando incluyes párrafos de otro debes citar siempre el autor y la fuente. Si no, es plagio.

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